Agotado y desesperado
por la sed, un árabe se arrastraba por el Sahara , cuando divisó
un movimiento en la distancia.
Esperanzado en
hallar agua se fue acercando hasta la imagen.
Era un viejo
judio sentado frente a un caballete lleno de corbatas.
- Estoy desfalleciendo
de sed. ¿Podría darme agua? -imploró el Árabe.
El judio le respondió:
- La verdad es
que no tengo agua, pero ... ¿por qué no me compra una corbata?
Acá tengo
una que va perfecta con su túnica...
- ¡No quiero
una corbata! Aulló el árabe... ¡Agua, por Ala,
quiero agua!
- Bueno, no me
compre una corbata si no quiere pero, para que vea que soy una buena persona,
le diré que pasando esa colina, a unos 6 kilómetros , hay
un pequeño oasis con un buen restaurante. Camine en ese sentido,
ellos tienen todo el agua que quiera.
El árabe
agradeció y desapareció rápidamente tras la colina.
A las cuatro
horas el árabe regresó donde estaba el viejo judio, que seguía
sentado frente a su caballete de corbatas.
El viejo judio,
le pregunta al árabe:
- Le había
dicho 6 kilómetros tras la colina; ¿no lo encontró?
¿se perdió?
- Lo encontré
perfectamente, pero el cabrón de tu hermano dice ¡que no se
puede entrar sin corbata!
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