Han surgido muchas interrogantes con respecto
a este tema entre los lectores, que en realidad se me dificulta decidir
por dónde empezar, por lo cual trataré de dar algún
tipo de respuesta a sus inquietudes.
Cuando alguien ha sido víctima de una infidelidad
por parte de su pareja, esa persona puede sentir que el mundo se le acaba,
que desea destruir a esa persona que entró a su relación
sin ser invitada e incluso puede llegar a deprimirse tanto que no valora
adecuadamente su vida.
Puede sentirse tan desvalorizada porque fue relegada
por la o el amante. Todos son sentimientos auténticos que aparecen
cuando una traición se da a conocer.
Como no tenemos un borrador para desaparecer de
nuestro “corazón” (recordemos que las emociones se producen en el
cerebro) a ese esposo, esposa, novio, novia o pareja que ha roto la confianza,
nos ofuscamos poniendo una barrera de no sentimientos, como si así
doliera menos la situación.
He escuchado personas decirme “esto es una pesadilla
de la cual voy a despertar en algún momento”, pero no es así.
El dolor, la rabia, la incertidumbre continúan. Se preguntan cómo
pueden compartir el mismo techo con quien les ha causado tanto daño.
Alejandro Sanz canta “para qué me curaste cuando estaba herido si
hoy me dejas con el corazón partido”.
La sensación de pérdida es tan grande
que lo primero que se experimenta es “¿qué dejé de
hacer para que esto pasara?”. Algunas personas se abocan a la indiferencia,
otras a la agresión física, verbal y psicológica,
o sea, una manera de “devolverte lo que me has hecho”.
Otras se desviven por dar lo que habían
dejado de hacer (mimos, detalles, atenciones, más sexo y demás).
La confusión es tan grande que no se sabe
por dónde empezar. Las interrogantes que surgen son: Es mejor acabar
aquí o es mejor recuperar lo perdido.
Algunas personas ven esta situación como
el fin, no le dan espacio a nada más. Muy probablemente la humillación
y la pena son tan grandes que no se ven más dentro de esa relación.
Otras piensan en rescatar lo que queda después
de la tormenta, porque definitivamente la calma regresará y consideran
lo andado en el matrimonio, los hijos, las metas comunes, los logros e
intentan sanar la herida. Unos buscan ayuda con los amigos, sus guías
espirituales, en la terapia de pareja, hasta en la almohada. Lo principal
es que este grupo de personas le quiere dar una segunda oportunidad a la
relación.
Cuando la infidelidad aparece es porque algo pasaba
en la relación y no se manejó adecuadamente y a tiempo, como
he mencionado en artículos anteriores. Por eso las víctimas
de esta situación, cuando se ven frente a ella, ya saben que no
hay vuelta atrás porque la relación ya estaba en extremo
deteriorada. Hay parejas lo suficientemente valientes que se arriesgan
y comprometen a darle nuevos aires a la relación.
Y no hablo de borrón y cuenta nueva. Eso
es una mentira terrible. Hablo de trabajar para que no ocurra otra vez
porque la relación es tan fuerte que no da pie a que nadie se cuele.
Hablo también de que cada cual asuma su
responsabilidad en la crisis y sus consecuencias. Culparse mutuamente no
ayuda a edificar, ayuda a quitarse de manera inmadura la responsabilidad
ante lo sucedido. El siguiente paso es trabajar en recuperar la confianza
perdida. Si esto no se logra no hay forma de construir un gran proyecto.
Imagínese usted que está a punto de volver a abrir una empresa,
pero usted no confía en sus socios. ¿Dormiría tranquilo
(a) pensando que sus intereses están bien guardados o estaría
sospechando de cada paso que esa persona dé?
Por otra parte, ese socio (a) tendrá que
actuar con suma cautela para demostrarle que realmente es merecedor de
su confianza. Los hechos hablarán por sí mismos.
Decir que el amor se acaba es tan fácil
como difícil en hacerlo cierto. Las emociones y además emociones
intensas no desaparecen de un día para otro.
Al amor lo rodean otras emociones tan fuertes
como la rabia, la ira, el odio, la confusión, la frustración
que creemos que desapareció. Si el amor estuvo allí siempre
puede renacer. Si no lo estuvo nunca no va a aparecer por arte de magia.
|